ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Dios todopoderoso, que hiciste de Santo Domingo un testimonio vivo de la verdad y del amor, te rogamos nos concedas la gracia y la fuerza de seguir sus caminos, dejándonos guiar por Tu sabiduría que viene de lo alto. Haz que por su mediación sintamos en nosotros la urgencia de anunciar el Evangelio al mundo.
Haznos, Señor, vivir siempre en la esperanza y en la confianza de tu Santa Voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
TERCER DÍA
“Caritas Veritatis”
Esta expresión pertenece a la espiritualidad de su Orden. La verdad querida, buscada, apasionadamente buscada incluso, con el estudio, es decir con fervor. Sin embargo la expresión “caritas” va más allá de lo que podíamos llamar apasionamiento por la verdad. Hace alusión directa a las personas. Es la verdad de las personas y para las personas, la que se busca y ofrece: sólo la persona puede ser objeto de la caridad.
Por ello a su predicación pertenece la escucha del otro, el captar sus preocupaciones y también sus argumentos. Cuenta con el encuentro con las personas. Y con el diálogo con ellas. Y es que el predicador ha de estar pendiente de las dos direcciones de la verdad: la verdad escuchada, y la verdad expuesta. Amar la verdad es amar su escucha y su transmisión.
Al predicador le toca comunicar la verdad. Pero antes ha de tener capacidad de recibirla. En la recepción de la verdad los oídos han de estar abiertos, ser perspicaces para encontrarla. Domingo la encuentra en la Sagrada Escritura. Se sabe de memoria el Evangelio de San Mateo y las cartas de San Pablo.
Pero también en la gente con los que se encuentra, incluso en los herejes. Una vez más la verdad está en las personas. La caridad hacia la verdad empieza por la cercanía cordial a las personas, para descubrir en ese trato cordial, primero el valor absoluto del ser humano y segundo, que, serán herejes, pero la herejía está secuestrando verdades que existen en esa personas, verdades que hay que liberar.
La caridad es el núcleo del seguimiento radical de Cristo, y el núcleo del perfil evangélico de Domingo. El testamento de Domingo es muy sencillo: caridad, humildad, pobreza. Legó todo lo que poseía diciendo: estas cosas son, hermanos queridísimos, las que les dejo como a hijos, para que las posean por derecho hereditario: “tengan caridad, guarden la humildad y abracen la pobreza voluntaria”.
Domingo dejó como herencia a sus «hijos» lo que él mismo había considerado el mejor tesoro de su vida al servicio del Evangelio.
ORACIÓN FINAL
Confiamos en tu ayuda, Santo Padre Domingo, y en la de los intercesores de la Orden que la Providencia ha querido para un servicio de “caridad en la verdad”, en beneficio de toda la humanidad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.