Consagración a Jesús por María
San Luis María Grignion de Montfort
Sexto día
6ª MEDITACIÓN
El ejemplo de los Santos Padres
Considera bien los heroicos ejemplos de los Santos Padres, en los cuáles resplandece la verdadera perfección y religión, y verás cuán poco o casi nada es lo que hacemos.
¡Ay de nosotros! ¿Qué es nuestra vida comparada con la suya?
Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre, en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilia y ayunos, en oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios.
¡Oh! ¡Cuán graves y muchas tribulaciones padecieron los apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y todos los demás que quisieron seguir las pisadas de Jesucristo!
Pues en esta vida aborrecieron sus vidas para poseer sus almas en la eterna.
¡Oh! ¡Cuán estrecha y retirada vida hicieron los Santos Padres en el yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones padecieron! ¡Cuán de ordinario fueron atormentados por el enemigo! ¡Cuán continuas y fervientes oraciones ofrecieron a Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias cumplieron! ¡Cuán gran celo y fervor tuvieron en su aprovechamiento espiritual! ¡Cuán fuertes peleas pasaron para vencer los vicios! ¡Cuán pura y recta intención tuvieron con Dios!
De día trabajaban, y por la noche se ocupaban de larga oración; y aunque trabajando, no cesaban de la oración mental.
Todo el tiempo gastaban bien; las horas les parecían cortas para darse a Dios; y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la necesidad del mantenimiento corporal.
Renunciaban a todas las riquezas, honras, dignidades, parientes y amigos; ninguna cosa querían del mundo; apenas tomaban lo necesario para la vida, y les era pesado servir a su cuerpo aun en las cosas necesarias.
De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos en gracia y virtudes.
Oraciones:
Ven, Espíritu Creador,
Visita las mentes de tus siervos,
Llena de celestiales gracias
Los corazones que Tú has creado
Tu, que eres llamado Paráclito,
Don de Dios Altísimo,
Fuente viva, fuego, amor
Y unción espiritual.
Tú que das tus siete dones,
Eres el dedo o la fortaleza del Padre,
Tu auténtica promesa del Padre,
Que inspiras lo que hemos de decir.
Enciende con tu luz nuestros sentidos,
Infunde tu amor en nuestros corazones
Fortaleciendo con perpetuo auxilio
La debilidad de nuestra carne
Aleja de nosotros al enemigo de nuestras almas,
Danos pronto la paz del corazón,
Y puestos bajo tu guía,
Evitaremos todo mal.
Haz que por Ti conozcamos al Padre
Y conozcamos también al Hijo
Y por Ti, que procedes de ambos,
Creamos en todo tiempo.
A Dios Padre sea la gloria
Y al Hijo que resucitó entre los muertos
Y al Paráclito, por los siglos de los siglos. Amén
Salve Estrella del mar,
Madre, que diste a luz a Dios,
Quedando perpetuamente Virgen,
Feliz puerta del cielo.
Pues recibiste aquel Ave
De labios de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Trocando el nombre de Eva.
Suelta las prisiones a los reos,
Da luz a los ciegos,
Ahuyenta nuestros males,
Recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre,
Reciba por tu mediación nuestras plegarias
El que nacido por nosotros,
Se dignó ser tuyo.
Virgen singular,
Sobre todos suave,
Haz que libres de culpas,
Seamos suaves y castos.
Danos una vida pura,
Prepara una senda segura,
Para que, viendo a Jesús
Eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre,
Loor a Cristo Altísimo,
A los tres un solo honor. Amén.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,
Porque ha mirado la humildad de su esclava.Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí.
Su Nombre es Santo.
Y su Misericordia llega a sus fieles
De generación en generación
Sobre los que le temen
Él hace proezas con su brazo
Dispersa a los soberbios de corazón
Derriba del trono a los poderosos
Y enaltece a los humildes
A los hambrientos los colma de bienes
Y a los ricos los despide vacíos
Auxilia a Israel su siervo
Acordándose de su misericordia
Como lo había prometido a nuestros padres
En favor de Abraham y su descendencia
Para siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos Amén.