Consagración a Jesús por María
San Luis María Grignion de Montfort
Décimo primer día
11ª MEDITACIÓN
De la fervorosa enmienda de nuestra vida
Se hallaba uno lleno de congoja, luchando entre el temor y la esperanza, y un día, cargado de tristeza, entró en la Iglesia, y se postró delante del altar en oración, y meditando en su corazón varias cosas, dijo: ¡Oh! ¡Si supiese que había de perseverar! Y luego oyó en lo interior la divina respuesta: ¿Qué harías si eso supieses? Haz ahora lo que entonces quisieras hacer, y estarás seguro.
Y en aquel punto, consolado y confortado, se ofreció a la Divina Voluntad, y cesó su congojosa turbación.
Y no quiso escudriñar curiosamente para saber lo que le había de suceder, sino que anduvo con mucho cuidado de saber lo que fuese la Voluntad de Dios, y a sus divinos ojos lo más agradable y perfecto, para comenzar y perfeccionar toda buena obra.
El profeta dice: “Espera en el Señor, y haz bondad y habita en la tierra, y serás apacentado en sus riquezas”
Detiene a muchos el fervor de su aprovechamiento, el espanto de la dificultad, o el trabajo en la pelea.
Ciertamente aprovechan más en las virtudes, aquellos que más valientemente ponen todas sus fuerzas, para vencer las tentaciones y dificultades que les son más graves y contrarias.
Porque allí aprovecha el hombre más y alcanza mayor gracia, adonde más se vence a sí mismo y se mortifica el espíritu.
Pero no todos tienen igual ánimo para vencer y mortificarse.
No obstante, el diligente y celoso de su aprovechamiento, más fuerte será para la perfección aunque tenga muchas pasiones, que el de bien natural, si pone poco cuidado en las virtudes.
Oraciones:
Ven, Espíritu Creador,
Visita las mentes de tus siervos,
Llena de celestiales gracias
Los corazones que Tú has creado
Tu, que eres llamado Paráclito,
Don de Dios Altísimo,
Fuente viva, fuego, amor
Y unción espiritual.
Tú que das tus siete dones,
Eres el dedo o la fortaleza del Padre,
Tu auténtica promesa del Padre,
Que inspiras lo que hemos de decir.
Enciende con tu luz nuestros sentidos,
Infunde tu amor en nuestros corazones
Fortaleciendo con perpetuo auxilio
La debilidad de nuestra carne
Aleja de nosotros al enemigo de nuestras almas,
Danos pronto la paz del corazón,
Y puestos bajo tu guía,
Evitaremos todo mal.
Haz que por Ti conozcamos al Padre
Y conozcamos también al Hijo
Y por Ti, que procedes de ambos,
Creamos en todo tiempo.
A Dios Padre sea la gloria
Y al Hijo que resucitó entre los muertos
Y al Paráclito, por los siglos de los siglos. Amén
Salve Estrella del mar,
Madre, que diste a luz a Dios,
Quedando perpetuamente Virgen,
Feliz puerta del cielo.
Pues recibiste aquel Ave
De labios de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Trocando el nombre de Eva.
Suelta las prisiones a los reos,
Da luz a los ciegos,
Ahuyenta nuestros males,
Recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre,
Reciba por tu mediación nuestras plegarias
El que nacido por nosotros,
Se dignó ser tuyo.
Virgen singular,
Sobre todos suave,
Haz que libres de culpas,
Seamos suaves y castos.
Danos una vida pura,
Prepara una senda segura,
Para que, viendo a Jesús
Eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre,
Loor a Cristo Altísimo,
A los tres un solo honor. Amén.
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,
Porque ha mirado la humildad de su esclava.Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí.
Su Nombre es Santo.
Y su Misericordia llega a sus fieles
De generación en generación
Sobre los que le temen
Él hace proezas con su brazo
Dispersa a los soberbios de corazón
Derriba del trono a los poderosos
Y enaltece a los humildes
A los hambrientos los colma de bienes
Y a los ricos los despide vacíos
Auxilia a Israel su siervo
Acordándose de su misericordia
Como lo había prometido a nuestros padres
En favor de Abraham y su descendencia
Para siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos Amén.