Consagración a Jesús por María
San Luis María Grignion de Montfort
Vigésimo sexto día
26ª MEDITACIÓN
Si quieren comprender a la Madre, dice un santo, comprendan al Hijo, pues es una Madre digna de Dios: Que aquí toda lengua enmudezca, para demostrar que la divina María ha estado desconocida hasta ahora, y que es una de las razones por las cuales Jesucristo no es conocido como debe serlo.
Si, como es cierto, el Reino de Jesucristo ha de venir al mundo, no será sino consecuencia necesaria del conocimiento del Reino de la Santísima Virgen María, que lo trajo al mundo la vez primera y lo hará resplandecer en la segunda venida.
Confieso con toda la Iglesia que, no siendo María sino una pura criatura salida de las manos del Altísimo, comparada con la Majestad infinita es menos que un átomo, o más bien nada, puesto que sólo Dios Es quien Es, y por consiguiente, confieso que este gran Señor, Ser soberano y absoluto, ni ha tenido ni ahora tiene necesidad alguna de la Santísima Virgen para hacer su Voluntad Santísima y para manifestar su gloria. Basta que Dios quiera, para que todo se haga.
Digo, sin embargo, que así y todo, habiendo querido Dios empezar y concluir sus más grandes obras por la Santísima Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará de conducta en el transcurso de los siglos, pues es Dios y no varía en sus sentimientos ni en su proceder.
María es la Reina del cielo y de la tierra por la gracia, como Jesús es Rey por naturaleza y por conquista; pues el Reino de Jesucristo consiste principalmente en el corazón y en el interior del hombre, según estas palabras: “El Reino de Dios está dentro de ustedes”.
Del mismo modo, el Reino de la Santísima Virgen está principalmente en el interior del hombre, es decir, en las almas, y en las almas es en donde principalmente es más glorificada con su Hijo que en todas las criaturas visibles, y podemos llamarla, con los santos, Reina de los corazones.
Oraciones:
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad, Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial, Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios, Óyenos
Espíritu que procede del Padre y del Hijo, Ilumínanos y santifícanos
Espíritu del Señor, que al comienzo de la Creación, planeando sobre las aguas las fecundaste, Ven a nosotros
Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas, Ven a nosotros
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, Ven a nosotros
Espíritu que das testimonio de Cristo, Ven a nosotros
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, Ven a nosotros
Espíritu que sobreviene a María, Ven a nosotros
Espíritu del Señor que llena todo el orbe, Ven a nosotros
Espíritu de Dios que habita en nosotros, Ven a nosotros
Espíritu de sabiduría y de entendimiento, Ven a nosotros
Espíritu de consejo y de fortaleza, Ven a nosotros
Espíritu de ciencia y de piedad, Ven a nosotros
Espíritu de temor del Señor, Ven a nosotros
Espíritu de gracia y de misericordia, Ven a nosotros
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad, Ven a nosotros
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz, Ven a nosotros
Espíritu de humildad y de castidad, Ven a nosotros
Espíritu de benignidad y de mansedumbre, Ven a nosotros
Espíritu de multiforme gracia, Ven a nosotros
Espíritu que escrutas los secretos de Dios, Ven a nosotros
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables, Ven a nosotros
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, Ven a nosotros
Espíritu en el cual renacemos, Ven a nosotros
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones, Ven a nosotros
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, Ven a nosotros
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste, Ven a nosotros
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos, Ven a nosotros
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres, Ven a nosotros
Senos propicio, Perdónanos Señor
Senos propicio, Escúchanos Señor
De todo mal, Líbranos Señor
De todo pecado, Líbranos Señor
De tentaciones e insidias del demonio, Líbranos Señor
De la presunción y desesperación, Líbranos Señor
De la resistencia a la verdad conocida, Líbranos Señor
De la obstinación y de la impenitencia, Líbranos Señor
De la impureza de la mente y del cuerpo, Líbranos Señor
Del espíritu de fornicación, Líbranos Señor
De todo espíritu del mal, Líbranos Señor
Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, Te rogamos óyenos
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, Te rogamos óyenos
Por tu advenimiento sobre los discípulos, Te rogamos óyenos
En el día del juicio, nosotros pecadores, Te rogamos óyenos
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él, Te rogamos óyenos
Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos, Te rogamos óyenos
Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne, Te rogamos óyenos
Para que no te entristezcamos a Ti, Espíritu Santo de Dios, Te rogamos óyenos
Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu, en el vínculo de la paz, Te rogamos óyenos
Para que no creamos a todo espíritu, Te rogamos óyenos
Para que probemos a los espíritus si son de Dios, Te rogamos óyenos
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, Te rogamos óyenos
Para que nos confirmes por Espíritu soberano, Te rogamos óyenos
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Escúchanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten misericordia de nosotros.
Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones, y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad, Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos
Dios Padre Celestial, Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros
Trinidad Santa, un solo Dios, Ten misericordia de nosotros
Santa María, Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios, Ruega por nosotros
Santa Virgen de las vírgenes, Ruega por nosotros
Madre de Cristo, Ruega por nosotros
Madre de la Iglesia, Ruega por nosotros
Madre de la Divina gracia, Ruega por nosotros
Madre Purísima, Ruega por nosotros
Madre Castísima, Ruega por nosotros
Madre inviolada, Ruega por nosotros
Madre Virgen, Ruega por nosotros
Madre Inmaculada, Ruega por nosotros
Madre amable, Ruega por nosotros
Madre admirable, Ruega por nosotros
Madre del buen consejo, Ruega por nosotros
Madre del Creador, Ruega por nosotros
Madre del Salvador, Ruega por nosotros
Virgen Prudentísima, Ruega por nosotros
Virgen digna de veneración, Ruega por nosotros
Virgen digna de alabanza, Ruega por nosotros
Virgen poderosa, Ruega por nosotros
Virgen clemente, Ruega por nosotros
Virgen fiel, Ruega por nosotros
Esclava del Señor, Ruega por nosotros
Espejo de justicia, Ruega por nosotros
Trono de sabiduría, Ruega por nosotros
Causa de nuestra alegría, Ruega por nosotros
Vaso espiritual, Ruega por nosotros
Vaso honorable, Ruega por nosotros
Vaso insigne de devoción, Ruega por nosotros
Rosa Mística, Ruega por nosotros
Torre de David, Ruega por nosotros
Torre de marfil, Ruega por nosotros
Casa de oro, Ruega por nosotros
Arca de la alianza, Ruega por nosotros
Puerta del cielo, Ruega por nosotros
Estrella de la mañana, Ruega por nosotros
Salud de los enfermos, Ruega por nosotros
Refugio de los pecadores, Ruega por nosotros
Consoladora de los afligidos, Ruega por nosotros
Auxilio de los cristianos, Ruega por nosotros
Reina de los ángeles, Ruega por nosotros
Reina de los patriarcas, Ruega por nosotros
Reina de los profetas, Ruega por nosotros
Reina de los apóstoles, Ruega por nosotros
Reina de los mártires, Ruega por nosotros
Reina de los confesores, Ruega por nosotros
Reina de las vírgenes, Ruega por nosotros
Reina de todos los santos, Ruega por nosotros
Reina concebida sin mancha original, Ruega por nosotros
Reina asunta a los cielos, Ruega por nosotros
Reina del Santísimo Rosario, Ruega por nosotros
Reina de la paz. Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo Ten misericordia de nosotros
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Te pedimos, Señor, que nosotros, tus siervos, gocemos siempre de la salud de alma y cuerpo; y por la intercesión gloriosa de Santa María, la Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo, y concédenos las alegrías del cielo.
Por Jesucristo Nuestro Señor, Amén.
Salve Estrella del mar,
Madre, que diste a luz a Dios,
Quedando perpetuamente Virgen,
Feliz puerta del cielo.
Pues recibiste aquel Ave
De labios de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Trocando el nombre de Eva.
Suelta las prisiones a los reos,
Da luz a los ciegos,
Ahuyenta nuestros males,
Recábanos todos los bienes.
Muestra que eres Madre,
Reciba por tu mediación nuestras plegarias
El que nacido por nosotros,
Se dignó ser tuyo.
Virgen singular,
Sobre todos suave,
Haz que libres de culpas,
Seamos suaves y castos.
Danos una vida pura,
Prepara una senda segura,
Para que, viendo a Jesús
Eternamente nos gocemos.
Gloria sea a Dios Padre,
Loor a Cristo Altísimo,
A los tres un solo honor. Amén.
Salve, María, amadísima Hija del Eterno Padre; Salve, María, purísima Madre de Dios Hijo, Salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo; Salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana; Salve, gozo mío, gloria mía, mía por misericordia yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no lo soy bastante. De nuevo me entrego a Ti todo entero, en calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico y hazte dueña absoluta de todos mis haberes, para destruir y desarraigar y aniquilar en mi todo lo que desagrada a Dios y plantar y levantar y producir todo lo que os guste.
La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento.
En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tuyo para amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.
No pido visiones, ni revelaciones, ni [dones] justos, ni contentos, ni aun [dones] espirituales. Para Ti el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia y el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios.
Esta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mi grandísimo gozo. Para mí y mientras viva, no quiero otro [gozo] sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mi mismo, continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los esclavos.
La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos de mi vida, diga tres “amenes”: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús, en mi, ahora y en la eternidad. Amén.
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