Consagración a Jesús por María

San Luis María Grignion de Montfort

Trigésimo segundo día

32ª MEDITACIÓN

Del amor de Jesús sobre todas las cosas:

Bienaventurado el que conoce lo que es amar a Jesús y despreciarse a sí mismo por Jesús.

Conviene dejar un amado por otro amado, porque Jesús quiere ser amado sobre todas las cosas.

El amor de la criatura es engañoso y mudable; el amor de Jesús es fiel y durable.

El que se llega a la criatura, caerá con lo caedizo; el que abraza a Jesús, se afirmará en Él para siempre.

Ama a Jesús y tenle por amigo, que, aunque todos te desamparen, Él no te desamparará ni te dejará perecer en el fin.

Tu amado es de tal condición, que no quiere consigo admitir a otro; Él solo quiere tener tu corazón y como Rey sentarse en su propia silla.

Si tú supieras bien desocuparte de toda criatura, Jesús morará de buena gana contigo.

He aquí algunas prácticas interiores muy apropiadas para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una alta perfección, que, dicho en cuatro palabras, se reducen a ejecutar todas las acciones por María, con María, en María y para María, a fin de practicarlas más perfectamente por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.

Es menester ejecutar las acciones por María, es decir, es menester obedecer en todo a la Santísima Virgen y conducirse en todo por su Espíritu, que es el Espíritu de Dios.

Los que son guiados por Él, son hijos de Dios. Los que son guiados por el Espíritu de María, son hijos de María, y por consiguiente hijos de Dios, y entre tantos devotos de la Santísima Virgen, no hay más verdaderos y fieles devotos que los que se conducen por su Espíritu.

Porque el Espíritu de María es el Espíritu de Dios, ya que Ella no se guió jamás por su propio Espíritu, sino siempre por el Espíritu divino, que de tal modo se hizo dueño de María, que vino a ser su propio Espíritu.

Qué dichosa es un alma cuando está del todo poseída y gobernada por el Espíritu de María, que es un Espíritu suave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo.

Es necesario hacer todas nuestras obras con María, es decir que debemos, en nuestras acciones, mirar a María como modelo acabado de toda virtud y perfección, que el Espíritu Santo ha formado en una pura criatura, para que la imitemos, según nuestra capacidad.

Es necesario pues que, en cada acción, miremos cómo María la ha hecho o la haría, si estuviera en nuestro lugar.

Para esto, debemos examinar y meditar las grandes virtudes que Ella practicó durante su vida: primero, su fe viva, por la cual creyó sin titubear la palabra del ángel, y creyó fiel y constantemente hasta el pie de la cruz; segundo, su humildad profunda, que la ha hecho ocultarse, callarse, someterse a todo y colocarse siempre como la última.

Oraciones:

Letanías al Espíritu Santo

Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad, Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos

 

Dios Padre Celestial, Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo Redentor del mundo, Ten misericordia de nosotros
Dios, Espíritu Santo, Ten misericordia de nosotros

 

Trinidad Santa, un solo Dios, Óyenos
Espíritu que procede del Padre y del Hijo, Ilumínanos y santifícanos

Espíritu del Señor, que al comienzo de la Creación, planeando sobre las aguas las fecundaste, Ven a nosotros

 

Espíritu por inspiración del cual han hablado los profetas, Ven a nosotros
Espíritu cuya unción nos enseña todas las cosas, Ven a nosotros 
Espíritu que das testimonio de Cristo, Ven a nosotros
Espíritu de verdad que nos instruyes sobre todas las cosas, Ven a nosotros
Espíritu que sobreviene a María, Ven a nosotros
Espíritu del Señor que llena todo el orbe, Ven a nosotros
Espíritu de Dios que habita en nosotros, Ven a nosotros
Espíritu de sabiduría y de entendimiento, Ven a nosotros
Espíritu de consejo y de fortaleza, Ven a nosotros
Espíritu de ciencia y de piedad, Ven a nosotros
Espíritu de temor del Señor, Ven a nosotros
Espíritu de gracia y de misericordia, Ven a nosotros
Espíritu de fuerza, de dilección y de sobriedad, Ven a nosotros
Espíritu de fe, de esperanza, de amor y de paz, Ven a nosotros
Espíritu de humildad y de castidad, Ven a nosotros
Espíritu de benignidad y de mansedumbre, Ven a nosotros
Espíritu de multiforme gracia, Ven a nosotros
Espíritu que escrutas los secretos de Dios, Ven a nosotros
Espíritu que ruegas por nosotros con gemidos inenarrables, Ven a nosotros
Espíritu que descendiste sobre Cristo en forma de paloma, Ven a nosotros
Espíritu en el cual renacemos, Ven a nosotros
Espíritu por el cual se difunde la caridad en nuestros corazones, Ven a nosotros
Espíritu de adopción de los hijos de Dios, Ven a nosotros
Espíritu que en lenguas de fuego sobre los apóstoles apareciste, Ven a nosotros
Espíritu con el cual fueron los apóstoles henchidos, Ven a nosotros
Espíritu que distribuyes tus dones a cada uno como quieres, Ven a nosotros

 

Senos propicio, Perdónanos Señor
Senos propicio, Escúchanos Señor

 

De todo mal, Líbranos Señor
De todo pecado, Líbranos Señor
De tentaciones e insidias del demonio, Líbranos Señor
De la presunción y desesperación, Líbranos Señor
De la resistencia a la verdad conocida, Líbranos Señor
De la obstinación y de la impenitencia, Líbranos Señor
De la impureza de la mente y del cuerpo, Líbranos Señor
Del espíritu de fornicación, Líbranos Señor
De todo espíritu del mal, Líbranos Señor

 

Por tu eterna procesión del Padre y del Hijo, Te rogamos óyenos
Por tu descenso sobre Cristo en el Jordán, Te rogamos óyenos
Por tu advenimiento sobre los discípulos, Te rogamos óyenos
En el día del juicio, nosotros pecadores, Te rogamos óyenos
Para que así como vivimos del Espíritu, obremos también por Él, Te rogamos óyenos

Para que recordando que somos templo del Espíritu Santo, no lo profanemos, Te rogamos óyenos

Para que viviendo según el Espíritu, no cumplamos los deseos de la carne, Te rogamos óyenos

Para que no te entristezcamos a Ti, Espíritu Santo de Dios, Te rogamos óyenos

Para que seamos solícitos en guardar la unidad del Espíritu, en el vínculo de la paz, Te rogamos óyenos

Para que no creamos a todo espíritu, Te rogamos óyenos
Para que probemos a los espíritus si son de Dios, Te rogamos óyenos
Para que te dignes renovar en nosotros el espíritu de rectitud, Te rogamos óyenos

Para que nos confirmes por Espíritu soberano, Te rogamos óyenos

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Perdónanos Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Escúchanos Señor

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, Ten misericordia de nosotros.

 

Asístanos, te pedimos Señor, la virtud del Espíritu Santo, que purifique clemente nuestros corazones, y nos preserve de todo mal. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Salve Estrella del Mar

Salve Estrella del mar,
Madre, que diste a luz a Dios,
Quedando perpetuamente Virgen,
Feliz puerta del cielo.

Pues recibiste aquel Ave
De labios de Gabriel,
Ciméntanos en la paz,
Trocando el nombre de Eva.

Suelta las prisiones a los reos,
Da luz a los ciegos,
Ahuyenta nuestros males,
Recábanos todos los bienes.

Muestra que eres Madre,
Reciba por tu mediación nuestras plegarias
El que nacido por nosotros,
Se dignó ser tuyo.

Virgen singular,
Sobre todos suave,
Haz que libres de culpas,
Seamos suaves y castos.

Danos una vida pura,
Prepara una senda segura,
Para que, viendo a Jesús
Eternamente nos gocemos.

Gloria sea a Dios Padre,
Loor a Cristo Altísimo,
A los tres un solo honor. Amén.

Letanías del Santo Nombre de Jesús

Señor, ten piedad / Señor, ten piedad 
Cristo, ten piedad / Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad / Señor, ten piedad
Jesús, óyenos / Jesús, óyenos
Jesús, escúchanos / Jesús, escúchanos

Dios Padre Celestial / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Dios Hijo, Redentor del mundo / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Dios Espíritu Santo / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Dios Santo, Trino y Uno / TEN PIEDAD DE NOSOTROS

Jesús, Hijo de Dios Vivo / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Resplandor del Padre / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, candor de la luz eterna / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Rey de Gloria / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, sol de justicia / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Hijo de la Virgen María / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, amable / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, admirable / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Dios fuerte / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Padre del siglo futuro / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Ángel del gran consejo / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Poderosísimo / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Obedientísimo / TEN PIEDAD DE NOSOTROS

Jesús, manso y humilde de corazón / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, amador de la castidad / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, amador nuestro / TEN PIEDAD DE NOSOTROS

Jesús, Dios de Paz / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Autor de la vida / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Modelo de virtudes / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, celador de las almas / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Dios nuestro / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Refugio nuestro / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Padre de los pobres / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Tesoro de los fieles / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Buen Pastor / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Luz verdadera / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, sabiduría eterna / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Bondad infinita / TEN PIEDAD DE NOSOTROS

Jesús, Camino y Vida nuestra / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Gozo de los ángeles / TEN PIEDAD DE NOSOTROS

Jesús, Rey de los patriarcas / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Maestro de los apóstoles / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Doctor de los evangelistas / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Fortaleza de los mártires / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Luz de los confesores / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Pureza de las vírgenes / TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Jesús, Corona de todos los santos / TEN PIEDAD DE NOSOTROS

Senos propicio / PERDÓNANOS, SEÑOR
Senos propicio/ ESCÚCHANOS, SEÑOR

De todo mal / LÍBRANOS SEÑOR
De todo pecado / LÍBRANOS SEÑOR
De tu ira / LÍBRANOS SEÑOR
De los lazos del demonio / LÍBRANOS SEÑOR
Del espíritu de fornicación / LÍBRANOS SEÑOR
De la muerte eterna / LÍBRANOS SEÑOR
Del desprecio de tus inspiraciones / LÍBRANOS SEÑOR

Por el misterio de tu santa encarnación / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu nacimiento / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu infancia / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu vida divina / LÍBRANOS SEÑOR
Por tus trabajos / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu pasión y gloria / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu cruz y desamparo / LÍBRANOS SEÑOR
Por tus angustias / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu muerte y sepultura / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu resurrección / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu ascensión / LÍBRANOS SEÑOR

Por tus gozos / LÍBRANOS SEÑOR
Por tu gloria / LÍBRANOS SEÑOR

Cordero de Dios, que borras los pecados del Mundo / JESÚS ESCÚCHANOS

Cordero de Dios, que borras los pecados del Mundo / JESÚS ESCÚCHANOS

Cordero de Dios, que borras los pecados del Mundo / JESÚS, TEN PIEDAD DE NOSOTROS

  1. Bendito sea el nombre del Señor / Ahora y siempre, por los siglos de los siglos

OREMOS: Señor Jesucristo, que dijiste “Pidan y recibirán, busquen y hallarán, llamen y se les abrirá”, te suplicamos que derrames sobre nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte.

Haz, Señor, que temamos y amemos también perpetuamente tu Santo Nombre, porque jamás abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

Oración a Jesucristo, de San Luis María Grignion de Montfort

Déjame, amabilísimo Jesús mío, que me dirija a Ti, para atestiguarte mi reconocimiento por el obsequio que me has hecho con la devoción de la Esclavitud, dándome a tu Santísima Madre para que sea Ella mi abogada delante de Tu Majestad, y en mi grandísima miseria, mi universal suplemento.

¡Ay Señor! Tan miserable soy, que sin esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí que a mí me hace falta María, delante de Ti y en todas partes; me hace falta para calmar tu justa cólera, pues tanto te he ofendido y todos los días os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos con que tu justicia me amenaza, para pedirte; para acercarme a Ti y para darte gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me hace falta, en una palabra, para hacer siempre tu voluntad, y buscar en todo tu mayor gloria.

¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el Universo esta misericordia que has tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo condenado! ¡Si yo pudiera dignamente darte las gracias por tan grande beneficio! María está en mí. ¡Oh, qué tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿No seré acaso todo para Ella? ¡Oh, que ingratitud! Antes la muerte, Salvador mío queridísimo, que permitas tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser todo de María.

Mil y mil veces, como San Juan evangelista al pie de la cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me he entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a tu gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como Tú quieres que la haga. Y si en mi alma o en mi cuerpo ves alguna cosa que no pertenezca a esta Princesa augusta, arráncala, te lo ruego, arrojadla lejos de mí, que no siendo de María, indigna es de Ti.

¡Oh, Espíritu Santo! Concédeme todas las gracias, planta, riega y cultiva en mi alma el árbol de la vida verdadero, que es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia el fruto de vida.

¡Oh Espíritu Santo! Dame mucha devoción y mucha afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal y recurra de continuo a su misericordia, para que en Ella formes dentro de mí a Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad perfecta. Amén.

Oh, Jesús, que vives en María, Ven

¡Oh Jesús!, que vives en María; ven a vivir y reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida, para vivir tan sólo para Ti.

Forja en nuestra alma, ¡Oh Cristo! Tus virtudes, tu Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas, y el ardor de tu eterna caridad.

Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces y en pos de Ti podremos caminar.

Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio y la naturaleza, en virtud de tu Nombre soberano, para la gloria del Padre celestial. Amén.